Blanca de la Torre, nueva directora del IVAM: “Hemos pecado de exceso de lenguaje críptico en el arte contemporáneo”

Blanca de la Torre, nueva directora del IVAM, en la sala dedicada a la obra del escultor Julio González.

Blanca de la Torre hilvana las ideas de su discurso de manera fluida, sin aparentes costuras, asociando unos temas con otros sin compartimentarlos. Su visión del arte contemporáneo es muy similar. Se aficionó a la cultura muy pronto, gracias a la influencia de sus padres, profesores de Filosofía y de Griego en un instituto en su León natal. “Preferían llevarnos una semana a Creta que un mes a la playa en verano. Allí, por ejemplo, viendo los frescos del palacio de Cnosos, empecé a pensar que el arte siempre ha sido contemporáneo. Entiendo la historia del arte desde una sola línea y me interesan mucho los museos de corte más transdisciplinar”, comenta esta historiadora del arte, de 48 años, en su despacho del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM).

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Blanca de la Torre, en otro momento de la entrevista. La historiadora del arte coge las riendas del museo valenciano con el propósito de relanzar su colección después de un año descabezado tras la polémica dimisión de su antecesora  

Blanca de la Torre, nueva directora del IVAM, en la sala dedicada a la obra del escultor Julio González.

Blanca de la Torre hilvana las ideas de su discurso de manera fluida, sin aparentes costuras, asociando unos temas con otros sin compartimentarlos. Su visión del arte contemporáneo es muy similar. Se aficionó a la cultura muy pronto, gracias a la influencia de sus padres, profesores de Filosofía y de Griego en un instituto en su León natal. “Preferían llevarnos una semana a Creta que un mes a la playa en verano. Allí, por ejemplo, viendo los frescos del palacio de Cnosos, empecé a pensar que el arte siempre ha sido contemporáneo. Entiendo la historia del arte desde una sola línea y me interesan mucho los museos de corte más transdisciplinar”, comenta esta historiadora del arte, de 48 años, en su despacho del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM).

Acaba de coger las riendas del museo, tras ganar un concurso público. Su elección para los próximos cinco años ha cerrado un año problemático de interinidad, con salas cerradas por diversas razones y el museo descabezado, tras la polémica dimisión de la anterior dirección. Nuria Enguita renunció al sentirse desautorizada por el entonces consejero de Cultura, Vicente Barrera, de Vox, que llevó a la fiscalía una donación de terrenos rústicos de la responsable a la Todolí Citrus Fundació (creada en 2013 para la investigación y conservación de la biodiversidad de los cítricos), que fue archivada a los pocos días.

De la Torre prefiere no detenerse en el pasado y asegura que cuenta con garantías para desarrollar su programa, que conjuga la promoción de la colección como epicentro del museo, la sostenibilidad en todos los sentidos y su internacionalización. “Me gustaría un museo orgánico, dinámico, con un lenguaje cercano, más empático, un ágora. Desde el ámbito del arte hemos pecado generalmente de exceso de retórica. Soy de una generación que ya hemos superado la resaca estructuralista en la que hay que escribir para que solo nos entendamos entre nosotros. Yo también he pecado de exceso de lenguaje críptico. Con el tiempo he ido entendiendo que todos esos recursos no sirven de nada si la gente no los entiende”, explica.

En la colección del IVAM destacan especialmente los fondos del arte de vanguardias de entreguerras. “De joven me recorría los museos alemanes viendo pintura alemana porque me interesaba muchísimo el expresionismo. Y ese periodo de entreguerras es interesantísimo. Luego fui trabajando con artistas vivos, que es algo que me apasiona. Me interesan formatos más experimentales, tal vez más cercanos, más transdisciplinarios también. No creo en las categorías cartesianas del conocimiento. Me gusta mucho la capacidad del arte contemporáneo de introducir todos los saberes”, explica la historiadora, doctora en Bellas Artes y máster en arquitectura y diseño de espacios expositivos, que trabajó en el Musac de León y en el Artium de Vitoria.

Fachada del IVAM.

“Quiero desarrollar un museo que genere sentido de pertenencia”, prosigue. “Todo el mundo piensa en las grandes colecciones de la Tate Modern, del MoMA, que muestran esos fondos permanentes con los que la sociedad se siente identificada y con esos iconos reconocibles”, argumenta. El IVAM carece de esas obras icónicas. “Pero tiene un acervo maravilloso que tenemos que enfatizar”.

Es partidaria de reutilizar todo el material de las exposiciones, empezando por las peanas y los marcos. “Mis abordajes con la ecología no vienen solamente desde el aparato discursivo, sino desde el modo en el que se desarrollan las exposiciones. Me interesa trabajar de manera más sostenible a nivel de materiales, utilizar de nuevos dispositivos más sostenibles, no solamente a nivel de huella ecológica”, explica esta admiradora de filósofas como Simone Weil o María Zambrano, que empezó a dibujar en el reverso de los escritos para las clases de filosofía que preparaba su padre.

De la Torre ha desarrollado buena parte de su trabajo fuera de España. Ha sido comisaria de las bienales de Helsinki (Finlandia) y Cuenca (Ecuador), por ejemplo. “Parece que están en las antípodas: una en el norte del norte global y otra en el sur global. Por un lado, es un privilegio trabajar en Helsinki, donde tienes esos equipos inmensos, superespecializados y presupuestos elevados. Pero, de la misma manera, cuando trabajas en lugares del sur global, hay unos niveles de eficiencia con los recursos que se tienen admirables y también de rapidez y de capacidad de actuar en el medio”.

Fue también comisaria de una exposición sobre Ravi Shankar y los Beatles en India para la que viajó a Delhi, donde le pilló el estallido de la covid en España. “En la India todavía no había covid. Fue interesante ir un poco al revés de lo que suele suceder: que nos expulsen a nosotros, los europeos. Recibí un email que decía que mi visado expiraba al día siguiente. Me tuve que coger un vuelo y venirme inmediatamente”.

Bioceno

Luego fue la comisaria de una de las primeras intervenciones artísticas tras el confinamiento, en junio de 2020, en el Liceu de Barcelona, que tuvo un impacto mediático internacional: Concierto para el Bioceno, del artista Eugenio Ampudia, en el que el cuarteto UceLi interpretó Crisantemi, de Puccini, ante una audiencia de 2.292 plantas. Ya en su tesis doctoral habló del bioceno. “Me interesaba introducir como alternativa al antropoceno, que está en todo discurso que se precie. Quería pensar en clave de futuro en una era que coloca la vida en el centro, donde reconozcamos también el papel de lo no humano y donde pensemos modos más empáticos de relacionarnos con lo no humano. Que no solo son las plantas. Me interesan mucho también, por ejemplo, las cosmovisiones de pueblos originarios e indígenas que no hacen esa separación entre lo vivo y lo no vivo”.

Blanca de la Torre, en otro momento de la entrevista.

La nueva directora del IVAM entiende que le reclamen resultados, pero aboga por no “equiparar solo resultados con visitas” y que se observen también los intangibles y el impacto en el tejido social de la cultura. Y sobre la iniciativa parlamentaria del PP, que sustenta el Gobierno de la Generalitat, titular del museo, de reducir la presencia de profesionales independientes en su consejo rector y la aplicación del manual de buenas prácticas, De la Torre incide en que no tiene ningún temor porque le han asegurado que “no va a haber ningún tipo de injerencias”. “Tenemos que aprender a vivir con fantasmas, en cualquier caso”. “Voy a desarrollar el proyecto de museo que originalmente presenté al concurso público, transparente, que gané. Si se hubiera querido hacer las cosas de otra manera, se podía haber hecho. Creo que se han respetado las buenas prácticas en ese sentido y mientras se siga respetando mi proyecto sin injerencias mantengo una confianza absoluta”.

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