Venecia desmontará el polémico puente de vidrio de Calatrava para rehacerlo con otros materiales

El Ayuntamiento de Venecia ha iniciado el proceso para desmontar el puente de vidrio diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava sobre el Gran Canal, objeto de numerosas críticas a causa del suelo deslizante, y estudia nuevos materiales para sustituir las losas de cristal.

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 El Ayuntamiento de la ciudad calcula de 1,5 a 2 millones de euros el coste de la sustitución de las losas de cristal de la estructura, inaugurada en 2008 y objeto de numerosas críticas a causa del suelo deslizante que provocaba caídas y resbalones  

El Ayuntamiento de Venecia ha iniciado el proceso para desmontar el puente de vidrio diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava sobre el Gran Canal, objeto de numerosas críticas a causa del suelo deslizante, y estudia nuevos materiales para sustituir las losas de cristal.

El Consistorio veneciano confirmó este jueves la contratación de un estudio de arquitectura privado para buscar la solución más adecuada para el puente y elaborar los proyectos de viabilidad, ejecución y mantenimiento pertinentes, con un coste estimado de entre 1,5 y 2 millones de euros.

El Puente de la Constitución, nombre oficial de la estructura, fue inaugurado en 2008 y desde entonces ha sido el epicentro de las quejas por la inseguridad de los peatones al caminar sobre él, un problema común en otras obras de Calatrava que en ciudades como Bilbao solucionaron con una larga alfombra para evitar resbalones.

“El objetivo de la intervención es la sustitución de todos los escalones de vidrio del puente por otro material, que puede ser pétreo, sintético o natural, pero que sea compatible con las decisiones arquitectónicas y con el uso previsto”, explica la resolución ejecutiva dedicada por el Ayuntamiento a este proyecto del área de Obras Públicas.

En el documento también se menciona la necesidad de que el nuevo material garantice un “rendimiento antideslizante adecuado”, tras años de caídas de peatones, especialmente en los días de lluvia.

Santiago Calatrava en la inauguración del centro de transporte del World Trade Center en Nueva York, en enero de 2023.
Santiago Calatrava en la inauguración del centro de transporte del World Trade Center en Nueva York, en enero de 2023.EFE (EFE)

Esta no será la primera intervención del Gobierno municipal en el puente de Calatrava, pues previamente se probaron otras alternativas para asegurar el paso de los viandantes —desde tiras adhesivas hasta material antideslizante— que nunca llegaron a funcionar, lo que obligó a cortar el paso cuando el suelo resbalaba. El Ayuntamiento explica que la intervención ofrece la oportunidad de “mejorar la accesibilidad del puente”, con la construcción de rampas, y se aprovechará la retirada de los escalones de vidrio para llevar a cabo un mantenimiento general de las partes metálicas.

En los cálculos preliminares publicados por el área de Obras Públicas de la ciudad, la sustitución de los 284 escalones de vidrio que tiene el puente costará en torno a 1,2 millones de euros, unos 4.200 euros por unidad.

El presupuesto de la actuación incluye además 85.000 euros para la modificación de alojamientos metálicos y unos 37.000 euros para el mantenimiento de la estructura metálica, a los que se añaden costes de seguridad que supondrán otros 40.000 euros.

En agosto de 2019, el Tribunal de Cuentas de Venecia ya condenó a Calatrava a pagar casi 78.000 euros al Ayuntamiento por el encarecimiento de la construcción y el mantenimiento del Puente de la Constitución a causa de una serie de errores en el proyecto que supusieron una “macroscópica negligencia” del arquitecto español, según su dictamen.

La sentencia señalaba que la obra costó finalmente 11,6 millones de euros, frente a los 7 millones previstos inicialmente.

No es la primera vez que un edificio de Calatrava tiene problemas. En 2023, fallos estructurales en la cúpula provocaron el cierre del Estadio de Atenas. La cubierta móvil del Palacio de Congresos de Oviedo (conocido como el Centollo) nunca se movió. El aeropuerto de Loiu, conocido como La Paloma, en Bilbao, se inauguró ocho años más tarde de lo previsto, con un sobrecoste de 35 millones. La bodega Ysios, en Álava, demandó al arquitecto por goteras y humedades. La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia tuvo un sobrecoste de más de 600 millones y fue precisa la sustitución de todo el recubrimiento cerámico del Palau de les Arts. Entre muchos otros.

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